Las
oficinas de Propiedad Intelectual en Latinoamérica y El Caribe
están dirigidas por funcionarios que favorecen intereses de los Estados
Unidos de manera abierta y flagrante. La Revista Novo elaboró un breve
Ranking con sus más destacados exponentes.
INPI Brasil:
un caso excepcional –en el que su director, Jorge Ávila, intentó realizar un
acuerdo en materia de examen de patentes con la Oficina de Marcas y Patentes de
los Estados Unidos (USPTO) en el momento exacto de la visita de Obama a Brasil.
La trampa fue alertada por diputados y organizaciones no gubernamentales de la
salud, quienes lograron
bloquear la entrega de soberanía brasileña al momento de otorgar un derecho
de explotación de una patente.
Como si esto fuera
poco Ávila
negocio la incorporación de Brasil al tratado internacional de Marcas (Sistema
de Madrid) que favorece a las grandes firmas globales instaladas en ese país.
Asimismo propone patentar los programas de software, la biodiversidad, las
medicinas de segundo uso: un verdadero delegado
de OMPI y las transnacionales en el gobierno de Dilma.